"Valverde - Tiñor - La Albarrada - El Garoé - Valverde"
Este sendero, PR EH 11 conocido como Ruta del Agua, parte y acaba en San Andrés, nosotros lo hicimos al revés, partimos desde Valverde, lo iniciamos en subida y sin llegar a San Andrés, en la Albarrada giramos hacía El árbol santo, Garoé,
Iniciamos el sendero en la Iglesia de la Concepción de Valverde, junto al PR EH 131, hay algunos trazados comunes. Nada más empezar, empiezan las empinadas cuestas de Valverde hasta alcanzar un depósito de agua, allí por obras en los senderos, mala señalización... la marcas se pierden, rastreamos un poco en los alrededores, encontramos dos posibles salidas, una parece que tiene fin, aunque después vemos que también llegaríamos con ella al mismo sitio, y otra en subida, dejando el depósito a la derecha que es la que cogemos, poco más adelante empiezan las señales, ya sin problemas hasta el final.
Caminando por una pista llana llegamos a un cruce con otro sendero y una salida con la carretera que lleva a San Andrés, la atravesamos y empezamos a subir hasta el mirador de Tiñor, la vista se nos va al horizonte con el mar inmenso y en la cercanía a una caldera volcánica que da cobijo a un estanque de recogida de agua para el cultivo.
Un poco arriba, Tiñor, el poblado mas pequeño del Hierro, pero con un encanto y hechizo especial, entrelazadas su casas oscuras hacen destacar a las blancas con la cantería perfectamente delimitada, su iglesia pone fin al poblado y da inicio a una empinada cuesta de unos centenares de metros que requieren la vista atrás y un pequeño descanso.
Culminamos la subida, seguimos en nuestro sendero y en el 131, nos volvemos a encontrar con el camino de la Virgen y con la Raya de Tejegüete, un poco más adelante "La Albarrada"(que significa "pared de piedra), uno de los primeros asentamientos, donde destacan los muros de piedra para separar los terreros que delimitan el poblado y las zonas de cultivo y de ganado, tuvo habitantes hasta el siglo XIX, décadas después, en los años 50 del siglo XX, cesó toda actividad. Hoy quedan algunos lugares dedicados al ganado que nos ayudan a entender como era la vida en esa época.
Girando a la derecha, seguimos subiendo, desde arriba los muros de piedra a un lado, masa arbórea hasta el horizonte por el otro, por el centro un trio de caballo sueltos, nos llevan a una orilla y nos sobresalta de la mirada en el horizonte. la subida toca a su fin, los caballos nos adelantan y siguen su camino, nosotros culminamos la subida, la bajada nos muestra una hoya y unos carteles que nos indican que estamos en las puertas del "Árbol Sagrado".
Bajamos a verlo, el lugar lleno de encanto, unas pequeñas albercas, incrustadas entre las rocas, nos dicen como los bimbaches guardan el agua en tiempos de sequía. En el centro, un Til (Ocotea foetens), replica del árbol santo, éste se plantó en 1949, que nos lleva a épocas pasadas cuando los bimbaches veneraban a su árbol que les surtía de agua, cuando los vientos alisios cargados de humedad acariciaban sus hojas, él la recogía y la destilaba, el agua llegaba al suelo en forma de gotas finas, sólo hacía falta recogerla. El original, de mas de metro y medio de diámetro fue tumbado y arrancado, junto a muchos más en 1610, cuando unos fortísimos vientos azotaron la isla.
Cuenta la la leyenda que cuando estaba avanzada la conquista de la isla, los últimos bimbaches, se ocultaron en la zona cercana a Tiñor, allí a la sombra del árbol sagrado, resistieron, no les falta ni el agua ni lo que cultivaban. Los españoles se preguntaban, ¿por qué?, era imposible resistir tanto el cerco. Estaban a punto de renunciar, cuando una joven bimbache, Agarfa o Guarazoca, se enamoró de un soldado andaluz y lo llevó al árbol. El fatal desenlace no tardó en producirse, Armiche, el Mencey fue capturado y con él muchos de sus seguidores.
Cuando en 1610 azotaron los vientos, dieron paso a un período largo de sequía, la mayoría de los nativos murieron y también muchos castellanos.
Salimos del centro de visitantes y emprendemos la bajada, bajamos rodeando una caldera, todos es una masa verde, pinar, en nada, fayas y brezos, algún tilo. La niebla y lluvia horizontal aparecen, las fayas cada vez mayores, estamos en medio de un bosque de laurisilva, donde el fayal-brezal es el más predominante. A la sombra de una gran faya, descansamos y nos tomamos un bocadillo. Seguimos el sendero, dejamos el bosque, aparece el mar al fondo, volvemos al estanque por el que subimos, y poco a poco aparece Valverde. El sendero, lleno de luz, color, calor, humedad,... ha terminado.
MIRADOR DE TIÑOR
TIÑOR Y SALIENDO
SENDERO DE BAJADA
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